Fausto y Diciembre

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A Fausto lo salvaron las campanadas de la resurección, en Pascua, con dulces cantos angélicos de la furia atroz de la acción que pretendía contra si. A mi, en este diciembre, ¿habrá acaso de salvarme las campanadas de la Natividad, acompañadas de la ternura de los llantos del recién nacido? Sino, ¿qué o quién podrá detenerme en esta caída, donde hace tiempo pase el Tártaro? Ya no queda piedra sobre piedra, ya este cuerpo sin flores ni frutos, tristemente marchito se encuentra. ¿Habrá primavera? La desesperanza ha teñido mis cabellos tornándolos en canas que obstruyen mi mirada triste y consumida. ¿Qué sabe expresar mi voz mas que funestos lamentos de este destino cruel que me tiene al borde de la locura? En otros tiempos, mi garganta se inflamaba con los fieros alaridos de dolor, con los rugidos del leon. Ya los himnos de amor no quedan entonados con mi triste voz, la alegría es tema prohibido. Como los campos se cubren por completo por capas de pura y densa nieve, así mi alma se ha cubierto por el oscuro y grueso manto de la tristeza y la angustia en unívoca aparición. Y dime cruel hado: ¿Por qué aún continuo en este mundo si mi jardín ya no enverdece? ¿Qué tiene esta tortuosa existencia que me encadena a ella, aunque mi alma flota ligera por no sentir cercanía a nada? ¡Ay de mi! Tortuosa ironía es la gota de luz de esperanza que queda en mi, la que me mantiene en este mundo de levedad e ignominia. Ironía porque tanto deseo asesinarla, y es ella la que me conserva. ¡Oh pequeña luz! ¿Cuándo habrás de alumbrar mi mundo, o cuando te habrás de apagar? Eterno adviento se torna mi vida, ciclos sin fin, muerto en vida: " y el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz" yo aun no la veo...

Líneas torpes

Author: B. Rimbaud / Etiquetas: ,

Otro día nublado que no me hace ya feliz como antes, esta cruel realidad que se convierte en el reflejo tortuoso de mi caótica psique. Balances negativos que avisoran una crisis sin cuartel ni precedente. Acciones que se añoran, pero falta de voluntad y de fuerza. El descenso al Hades me ha conducido al Tártaro, siendo que no pretendía llegar mas allá de la Estigia. Líneas torpes que se suceden una a otra sin ninguna conexión ni fundamento, sentimientos dolorosos independientes uno del otro que laceran mi alma... Y luego...pretensión de normalidad, aspiración a la frivolidad: Que este corazón que ha sufrido tanto se endurezca como el diamante, se convierta en impenetrable fortaleza ante los embates de los otros. Ya sin amor, lo demás es mero protocolo, rutina estúpida y futil que nos espera cada mañana tras el cafe que hace posible que nos levantemos cual autómatas. Ya sin ilusiones, no hay diferencia entre un trabajo y otro, entre tomar aguardiente o tomar cognac, entre tener vagabundos o licenciados por amigos. Los sueños abandonados deben ser dejados en el bote de la basura, solamente nos sirven de corona de espinas: que el pecado de soñar sea expiado y no volvamos a caer en él. Decadencia, no crisis, no momento de elección, no tocar fondo, sino un eterno-ir-descendiendo, un continuar-cayendo-sin-fin, ¿qué mas puedo perder? ¿a dónde puedo llegar? Llueve...que las gotas de lluvia mojen mi ser...

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