A unos ojos tristes
Author: B. Rimbaud / Etiquetas: Letras
Imagen: http://www.arteespana.com/esculturas/g-ro-mascaratragedia.jpg
Escrito número 100!
Author: B. Rimbaud / Etiquetas: Crónicas CotidianasNo hay como despertarse con un terrible dolor de cabeza por la mañana, apenas abrir los ojos y darnos cuenta que está nublado y que lo que menos amerita el pinche día es levantarnos y hacer todos los preparativos para ir a trabajar. Que vanalidad ni que nada: si no vas no comes wey. Como huracán, se quitan todas las cosas del suelo buscando una cartera y pepenando los documentos que se consideran necesearios. Las necesidades biológicas, de todo tipo, piden ser cubiertas. De alguna manera que no se sabe como, pero puedes llegar a tu trabajo con solo media hora de retardo (conciente de que podría haber sido más), solo para descubrir que con quién checas la entrada no asistió el día de hoy, por lo que hubiera dado lo mismo llegar a tiempo que 3 horas más tarde. Y ya una vez, que uno se siente frente al monitor ¡uff! Se da cuenta que algo olvido, en mi caso, este caso, se me olvido el borrador del escrito que iba a poner, por lo que tuve que recurrir a toda esta parafernalia para justificarme ante mí y ante ustedes.
No obstante, si he de dar un aviso no muy importante por cierto. Incluiré, próximamente, otro género al blog como narrativa o cuentos cortos en los que me aprovecharé de la licencia poética. Aclaro eso por que luego, sin bien son proyecciones, no quiero confusiones. Sobra decir que cualquiera que escriba lo que escriba y como lo escriba, está exento de decir mentira o verdad, ya lo decía Platón, los poetas mienten demasiado. No me siento un poeta, lo cuál me da legitimidad para mentir mucho más que los poetas.
Ahora tendré más acceso a Internet así que confío en poder publicar más seguido. Les mando un saludo a todos y espero sus comentarios.
Curioso pero me he dado cuenta hasta el final que este es el escrito número 100 y como odio las retrospecticas (sea en fin de año, en cumpleaños o en cualquier ocasión) mejor espero que alguno de los lectores me invite unas cahuamas o un tino y nos vayamos a celebrar!
Cassandra, o de la pérdida de El Filósofo
Author: B. Rimbaud / Etiquetas: DiálogosCarlicles: Dime ¡oh Cassandra! de Tlaquelesbos ¿por qué vienes anegada en llanto y con paso lento y dolorido? ¿Qué te ha llevado a cortarte el cabello y tupir tu cabeza de ceniza? ¡Desdichada, émula a Sísifo en sufrimientos!
Coro: ¡Ay, Ay de nosotras! ¡Ya no hay sol! ¡Todo es oscuro para quiénes han sido abandonadas!
Memógenes: La angustia de Kierkegaard las acosa, ¡no pueden dejar el llanto! ¿¡Acaso es necesario resucitar a Schopenahuer para demostrarles que todo es representación!?
Car: ¡Déjate de ardides seguidor de lo absurdo, refutado has quedado por el filósofo del superhombre! Pero ustedes mujeres convenzan a Cassandra de que levante la mirada y nos dirija la palabra, pues pasmados estamos por su estado.
Se junta el coro en derredor de Cassandra.
Coro1: ¿¡Ay mujeres podemos dejar este luto maldito!?
Coro2: ¡Ánimo dejemos los alaridos!
Coro: ¡Venga gran filósofa: cuenta la desgracia que nubla tu existencia!
Cassandra levanta la mirada y se dirige a Carlicles a Memógenes.
Cassandra: ¡Cuéntome ya entre los seres más desgraciados que viven en los reinados de Helios! ¡Ay ay ay de mi!
Coro: ¡Ay ay ay de nosotras! ¡Arruinadas estamos!
Cas: ¡Se ha ido!
Coro: ¡Solas hemos quedado!
Mem: ¡Por la voluntad no nos dejen así! ¡Decidnos, oh mujeres, ¿qué ha pasado en Guadatenas?!
Cas: ¿Cómo? ¿No se han enterado?
Coro: Cegados están. No saben la desgracia que ha acaecido.
Car: Pasmado estoy, ¡Poseidón ha movido la tierra y no me he dado cuenta!
Coro: Seamos pájaro de tormentas, ¡aves de malagüero! ¡pitonisas de la desgracia!
Cas: ¡Se ha ido! ¡El más grande filósofo de estas tierras!
Mem: ¡Ay ay de mí! ¡El aire se nubla a mi alrededor! ¡Las ansías de vivir (que de por sí eran pocas) se van como la primavera hacia el invierno!
Car: Rasgo mis elegantes vestiduras, mis ojos no contienen el llanto más.
Coro: Lo han comprendido. La lumbrera de su luz nos ha dejado y a partido a otras tierras Francia de Mitilene, lugar de alta sapiencia, cuna de Palas.
Mem: Jorge de Manzania: ¿qué hemos de hacer sin ti? ¿quién con finos vinos entre simposios suculentos nos perderá?
Car: Juan Manuel de Negretinides, ¡perdida invaluable! ¿¡Quién nos bailará ahora en el Liceo!? ¡La derecha de la izquierda no he de distinguir más!
Cas: ¿A quiénes mencionan guadatenienses?
Mem y Car: ¡Al más grande de todos los filósofos!
Coro: Discrepan y gravemente hierran, ilusos.
Cas: No es ninguno de esos a quiénes nuestras cabelleras hemos ofrendado.
Coro: ¡Hermosos cánticos elevaríamos a Afrodita si con nosotras lo retuviera!
Mem: Pido que Apolo me ilumine pues juro por égida que no entiendo nada.
Car: Cuando poco se sabe, mejor es callar.
Cas: Pues no he hablado de otro que de El Filósofo, El Alcibíades del Liceo.
Car: El búho de Palas sigue sin emprender el vuelo.
Coro: ¿No lo vez tú que eres hombre? ¿No se supone tu intelecto es más fino que el nuestro?
Cas: No hablo de otro que de el gran Octavxágoras, émulo a Ulises en ingenio.
Coro: ¡Por él nuestras lágrimas hemos derramado! ¡Su ausencia pide a gritos que vengan del Hades por nosotras! ¡Su viaje lo hemos de llorar como si la muerte propia fuera! ¡Llenas de lamentos seguimos en procesión!
Mem: ¿Pero que pretenden mujeres dolientes? La pena no es tanta, ni debería embargarlas, que por cada persona que no le es grata a Palas y se marcha son mil bendiciones las que gana nuestra morada.
Coro: ¡Ay ay ay! ¿Qué hemos escuchado? ¡Lengua bípeda! ¡La Discordia tienes por compañera! ¡Lloramos al que dicho honor merece y nada más!
Cas: Hemos de llevar este arreglo de flores a la sede del Liceo, donde Agustínides de Lesbos espera para el luto continuar.
Coro: Y entre lágrima y lágrima, los dioses se apiaden de nosotros, que cuando un filósofo de dicha calaña se pierde, el cielo todo llora, los dioses se entristecen.
Cas: Hemos de pedir una esfigie, un busto algo que le recuerde tan grande ha sido su paso por estas pobres tierras.
Coro: Y nos deja, como sus hijas abandonadas.
Coro1: ¡Ah! Y recuerdo aquellos tiempos en que por estos pasillos andaba.
Coro2: Su sapiencia distribuía con singular gracia.
Coro: Y ahora vednos desgarradas, ¡ay ay ay! ¡Que el dolor no se acaba nunca!
Cas: La pérdida del que es valioso a todo el Liceo anega, pero doble es nuestra tristeza filósofos, pues el Filósofo, ha partido, elevemos el clamor al portador de la Égida.
Casandra y Coro: ¡Ay, ay, ay de nosotras!
Cassandra y el coro se alejan
Car: Que el poeta ha mucho tiempo que lo dijo con gran acierto: “El silencio es el ornato de la mujer”.
Mem: No entiendo, mi buen amigo, ni el porque lloran esas mujeres ni la razón de que al que nombran El Filósofo se haya ido.
Car: Dos cuestiones planteas en una sola pregunta, pero examinémoslas más de cerca.
Car: La primera parece ser una dificultad menor, las mujeres lloran por aquél: ¿No es la mujer de naturaleza pecaminosa al grado que el hombre se rebaja al casarse con ella y ella se eleva al casarse con él?