De derrota y desesperanza...

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Con esta derrota que asfixia, tras mi exegética fallida de la obra nietzscheana que tuvo como corolario tu indiferencia por mensaje las palabras que nunca dijiste. Tal vez sea difícil o imposible, toda hermenéutica que nos lleve a la profundidad unívoca del contenido, pero en este caso es todo tan claro y distinto, y por tanto mas doloroso, con ese desdén que escupiste en mi rostro. Harapos de existencia, ¿cómo pretendí vestirme de manto y túnica si solo despojos miserables poseo? Más delito es ambicionar lo que nunca será nuestro que nunca haberlo querido ver. ¿Cómo afrontar este fracaso? ¿Cómo levantarme si en el fondo del abismo ya me encontraba? No hubo la caricia que suavemente levantara mi rostro, dirigiendo mis ojos hacia el horizonte de un futuro esperanzador en el que hace mucho dejé de creer. Entre más alto pretendemos volar, más duele la violenta caída, aunque nunca hayamos pasado del suelo, porque también duele cuando perdemos lo que no es nuestro. La espera que desespera parecía finalizada, la soledad de inescrutables murallas, parecía derruida como si hubieras utilizado tus palabras, cual feroces arietes. ¡Oh cruel ilusión! de nuevo escucho su voz, le conozco bien, su tortura se volvió cotidiana; y si en unos casos es dulce musa, ejecutora de tormentos se ha comportado conmigo. ¡Y yo con la fe ingenua de que me salvarías de ella! De nuevo la ceniza sobre mi cabeza y grilletes sobre mis manos: que la derrota parece eterna y el exilio de mi propia mismidad se vislumbra como un destino sin regreso. Quisiera cumplir la afirmación platónica: "los poetas mienten" y escribir escribir y escribir un relato donde tu indiferencia apareciera como fingida, donde explicar paso a paso las causas de tu actitud, negando el hecho de que brotaron espontáneamente; habría un final feliz, en el que tras desengaños sucesivos surge la verdad y nuestra unión. ¡Todo un castillo en el aire! Sino lo edifico es porque la vitalidad me abandona, y el corazón rehusa tan humillante labor: seguir soñando a aquel que lo ha lacerado violentamente. Odio continuar recluido, vi la luz tan cerca y aunque la seguí, ella se alejó siendo un consuelo efímero, un remedio que terminó por complicar esta enfermedad del alma que carcome y exprime mis fuerzas. Quisiera cantar, con José Alfredo, "Para de hoy en adelante ya el amor no me interesa...", pero mi boca solo logra entonar: "...cantaré por todo el mundo mi dolor y mi tristeza..." pero con tono dolorido y desgarrador, sin la alegría, que no es alegría, de vibrar con el Folklore. ¿Para qué citar cuestiones más eruditas, si en esas letras está mi sentir? La fuerza ya no me alcanza para decir con Sor Juana: "Finjamos que soy feliz" ¡Ni siquiera a esa actitud aspiro! Que si es triste lo que me acontece: ¿por qué no ser coherente y mostrarme así? Si mi miseria congénita me carcome ¿para qué adornarla pretendiendo disimularla. Y no miento cuando te sumo a la lista de mis males, aunque hay más que tu nombre escrito allí. Siento una impotencia ontológica de no estar completo yo solo que se traduce en un instinto vehemente de completarme, un ansia violenta que se torna caníbal y aniquila a sus hermanas, las demás ansias. Y sentí, que no pensé: sentí, que tú curarías mi voluntad con dulces bálsamos y apagarías el fuego de esa ansia carnívora. No se porque me interesa que se me entienda, si ya todo está perdido, si la derrota es un hecho, si este sentimiento de ser-vencido corre por mis ventas y es tan real que no necesito comprobación lógica o descriptiva literaria. Y se me acaba Sabina, y se me acaba
Chavela, y los cánticos para el dolor escasean, y la cura, tú, ha desaparecido. El sentimiento primigenio de aquellos que, en contadas situaciones, es recomendando, es cotidiano antes de tu fugaz presencia y ahora, con tu partida, tan fugaz como tu presencia. ¿Qué letra han de entonar estos labios marchitos de no recibir la dulce agua de los besos del amor? Todo cotidiano, todo absurdamente hueco, y esos labios que esperaban la fertilidad de los tuyos sangran en su estéril haber, y ya no sorprende... ¿Por qué no sorprende? ¿Qué me impresiona que suceda o que no sorprenda? Mis argumentos me rebaten, mi desesperanza no era tal ni la fuerza que yo le achacaba, al menos sé que dominaba mi vida hasta que la destronaste. Ahora quisiera desesperanza total imperando mi vida con la dolorida pero descansada resignación."...y todo eso pasó con nosotros. Con esta lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados..." Tu imagen va y viene, intermitente se proyecta en mi memoria. Mientras tanto me sumerjo en esta oscuridad que no acaba, en esta tristeza que todo lo matiza, en esta copa de amargura del derrotado, en esta locura portentosa... parto...vuelvo...sigo...no veo nada...








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Sed de ser...

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Me extraño, me extraño con tu cariño, con la dosis de amor a la que me tenías acostumbrado, es así que mi corazón se encuentra marchito, mi hogar otrora refugio lleno de luz que nos resguardaba tras murallas de afecto del hostil y oscuro mundo exterior, se levanta cual cementerio de todo aquello que fue y ya no es. ¿Aún pensarás en mi? ¿Lo amarás como me amaste? No lo sé...no sé si te amo, pero sé que extraño, al menos lo que era yo a tu lado. La vida es un remolino de emociones, un manantial de deseos que anegan nuestra voluntad. Y heme aquí deseando ser lo que fuí, pretendiendo cruzar el inexistente puente del abismo que nos impone el incesante paso del tiempo. El presente no me gusta, es tan frío, tan insípido. Y la voz de Chavela resuena en mi interior casi a diario: "Hay momentos en que quisiera mejor rajarme", constante tentación de tirar mi vida la borda o lanzarme al mar de la inconsciencia para no respirar este contaminado aire que destruye mis pulmones y envenena mi sangre. Quisiera desear nuevamente, volver a imponer mi voluntad al mundo ciego y carente de ella. Mi seguridad...dios mi seguridad tanto me hace falta...Ya no creo en nada, no hay doctrina que siga, no hay normas de acción y me siento incapaz de elegir. Todo es tan igual, ni siquiera sirve el criterio de "escoge de los males el menor" ¿y si no creo en nada? ¿Qué he sido después de ti? ¿Que estoy siendo? ¿Qué seré si no sigo creyendo? y me responde Mercedes Sosa: "un amasijo hecho de cuerdas y tendones, un revoltijo de carne con madera". Olvido, trato de olvidarte...Recuerdo, trato de recordarme, de ver que fui yo y no otra persona la que estuvo a tu lado y sentía tantas cosas que ahora parece que soy otra persona, sombra errante en un eterno estar-añorado, con una incompletud insaciable y lastimosa, ahora pasos hacia ningún lado, sin destino fijo...


Imagen: Autorretraro, Francis Bacon

Fausto y Diciembre

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A Fausto lo salvaron las campanadas de la resurección, en Pascua, con dulces cantos angélicos de la furia atroz de la acción que pretendía contra si. A mi, en este diciembre, ¿habrá acaso de salvarme las campanadas de la Natividad, acompañadas de la ternura de los llantos del recién nacido? Sino, ¿qué o quién podrá detenerme en esta caída, donde hace tiempo pase el Tártaro? Ya no queda piedra sobre piedra, ya este cuerpo sin flores ni frutos, tristemente marchito se encuentra. ¿Habrá primavera? La desesperanza ha teñido mis cabellos tornándolos en canas que obstruyen mi mirada triste y consumida. ¿Qué sabe expresar mi voz mas que funestos lamentos de este destino cruel que me tiene al borde de la locura? En otros tiempos, mi garganta se inflamaba con los fieros alaridos de dolor, con los rugidos del leon. Ya los himnos de amor no quedan entonados con mi triste voz, la alegría es tema prohibido. Como los campos se cubren por completo por capas de pura y densa nieve, así mi alma se ha cubierto por el oscuro y grueso manto de la tristeza y la angustia en unívoca aparición. Y dime cruel hado: ¿Por qué aún continuo en este mundo si mi jardín ya no enverdece? ¿Qué tiene esta tortuosa existencia que me encadena a ella, aunque mi alma flota ligera por no sentir cercanía a nada? ¡Ay de mi! Tortuosa ironía es la gota de luz de esperanza que queda en mi, la que me mantiene en este mundo de levedad e ignominia. Ironía porque tanto deseo asesinarla, y es ella la que me conserva. ¡Oh pequeña luz! ¿Cuándo habrás de alumbrar mi mundo, o cuando te habrás de apagar? Eterno adviento se torna mi vida, ciclos sin fin, muerto en vida: " y el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz" yo aun no la veo...

Líneas torpes

Author: B. Rimbaud / Etiquetas: ,

Otro día nublado que no me hace ya feliz como antes, esta cruel realidad que se convierte en el reflejo tortuoso de mi caótica psique. Balances negativos que avisoran una crisis sin cuartel ni precedente. Acciones que se añoran, pero falta de voluntad y de fuerza. El descenso al Hades me ha conducido al Tártaro, siendo que no pretendía llegar mas allá de la Estigia. Líneas torpes que se suceden una a otra sin ninguna conexión ni fundamento, sentimientos dolorosos independientes uno del otro que laceran mi alma... Y luego...pretensión de normalidad, aspiración a la frivolidad: Que este corazón que ha sufrido tanto se endurezca como el diamante, se convierta en impenetrable fortaleza ante los embates de los otros. Ya sin amor, lo demás es mero protocolo, rutina estúpida y futil que nos espera cada mañana tras el cafe que hace posible que nos levantemos cual autómatas. Ya sin ilusiones, no hay diferencia entre un trabajo y otro, entre tomar aguardiente o tomar cognac, entre tener vagabundos o licenciados por amigos. Los sueños abandonados deben ser dejados en el bote de la basura, solamente nos sirven de corona de espinas: que el pecado de soñar sea expiado y no volvamos a caer en él. Decadencia, no crisis, no momento de elección, no tocar fondo, sino un eterno-ir-descendiendo, un continuar-cayendo-sin-fin, ¿qué mas puedo perder? ¿a dónde puedo llegar? Llueve...que las gotas de lluvia mojen mi ser...

Abdicar

Author: B. Rimbaud / Etiquetas: ,

Que debo de abdicar mi voluntad dicen…

Que esta pasión la debo disgregar dicen…

Que esta razón debe dejar de analizar dicen…

Que debo dejar el cayado y el manto de viajero dicen…

Que estos ojos, captadores de belleza, me los debo de arrancar dicen…

Que de un tajo debo cortar las alas de mi imaginación dicen…

Que los pies que tanto han andado deben vencerse dicen…

Que la frágil y última de mis esperanzas ha de fenecer dicen…

Que mejor es estar muerto en vida dicen…



Y yo afirmo sentado y echando puñados de tierra sobre este hueco en el suelo que a partir de ahora será mi hogar…





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