Sobre el desear

Author: B. Rimbaud / Etiquetas: ,

Saludos:


Para Carlos de Atenas


y su discípulo y efebo Memógenes.


Para Nano y su Dasein aristotélico.


Para Dídac y sus deseos pintados (y escritos!).


Para Omar y su anhelo por más sexualidad.


Para Neator y su desear apagado (aparentemente).


Para Anuar y sus deseos dionisiacos.





Schopenhauer lo sabía… más ¿por qué se le acusa de pesimista cuando su pensamiento es más claro y distinto que el del mismo Descartes? Multitud de deseos, la mayoría, no se pueden saciar, algunos sí. Pero cuando logramos satisface uno, el placer dura apenas un instante cuando fugazmente desaparece, y no es eso lo que duele. Lo que angustia es la aparición de un nuevo placer (¿o nuevos placeres?) que exige ser saciado a la brevedad. Por más que se tenga mesura, esto sucede una y otra vez, lo cual nos parece, a Schopenhauer y a mí, absurdo.

Nietzsche ama la vida, quiere más, siempre más; al grado de afirmar que si tuviera que repetir su vida (su ciclo de vidas) lo haría una infinidad de veces. Es decir, que en esa infinidad de vidas quiere desear una infinidad de veces lo mismo, conseguir lo mismo y angustiarse (sí) por lo mismo: lo no obtenido. ¿No es, a todas luces, demencia? ¿Es una cierta dosis de masoquismo? Ciencia jovial no es, más bien: inocencia… la inocencia del santo decir si del niño que crea los nuevos valores (¡Pero también desea!), pero más que inocencia ¿no es ignorancia? Ha nacido deseando para no satisfacerse nunca. Nietzsche replica: lo que importa es el sentir que la voluntad de poder vence un obstáculo. Más, ¿el vivió sintiendo así? ¿No amó a Lou Salomé y a Cósima Wagner? A decir de algunos: ¿no quiso fusionar a Dyonisos y a Cristo? Estos son dos deseos concretos de un desear meramente remisional (a decir de Husserl, respecto del pensamiento, intencional). Es una estructura “humana, demasiada humana” que siempre esta allí, como flagelo interminable, como fuego que no se apagó, pero arde.

¿De qué le sirve a la voluntad sentir que ha derribado otro obstáculo para alcanzar su deseo si hay infinidad de deseos? ¿Cuándo se detendrá? ¿Con la mirada haciendo bellas todas las cosas? ¿No es acaso el hombre una máquina programada para sentir deseos con la lógica y los algoritmos de lo absurdo?

¿Hay alguna diferencia entre una existencia auténtica e inauténtica? Desde el punto de vista de este desear constante, habríamos de asumir que, en una existencia cotidiana se siente los deseos impuestos por la dictadura del Uno (para simplificar, malamente, del sistema) y en una auténtica, los propios. Cambia el origen, efectivamente, pero el mecanismo torturante sigue allí.

¿Qué nos lleva a esta continua lucha por obtener lo que deseamos? Y no supongo una voluntad que elige lo que desea. ¡Nada más estúpido! ¡Total encubrimiento! No… los deseos brotan con asombrosa espontaneidad, como las espinas de las rosas. Y siempre se hacen acompañar de la Angustia, maldita entre los dioses, por tener que satisfacerlos (no deber…tener explica más la sujeción de la voluntad). Es un imperativo que la voluntad, al instante hace suyo sin pero que valga la pena.

¿Da lo mismo satisfacer o no satisfacer dicho deseo? Werther nos enseña que no. Ama (esto es, desea) a Carlota… Deseo imposible de satisfacer, que le enloquece. Tras muchas situaciones el seseo aniquila a Werther: se suicida. Ha sido incapaz, por un lado, de satisfacer su deseo, y por otro, de desear otra cosa. Y, es que, hay deseos que por intuición se sabe que de no satisfacerlos nada será igual, nada PUEDE ser igual.

Tal vez Homero cuando afirma la miseria de la existencia humana, ha tenido tanta visión como Schopenhauer, más sin embargo su Aquiles sintió el aguijón de querer más vida aunque fuera la de un vil campesino: más existencia.

¿Pero no es está, otra cosa que el desear incesantemente? ¿Y el amor, no es así una cura? Werther nos ha dicho que no, y sabemos que los amorosos andan como locos, porque no encuentran: buscan, siempre vacíos de una costilla a otra solo con el aroma de la mujer que duerme con la mano en el sexo. ¿Y si esto, el amor, sublime aspiración humana, no es el dador del sentido de esta existencia deseante, habrá algo que se lo pueda proporcionar? ¿El hombre en sí?

¡Jamás! Sujeto ya está. Condenado, arrojado a este incesante desear. Y si el suicido es deseado también ¿no caemos en el mismo camino? ¿Es batalla perdida? ¿Derrotados habremos de afirmar, con Camus, que Sísifo era/es feliz?

No hay salida… La oscuridad cierra el alcance a los ojos de nuestro entendimiento, el saber que moriremos o el tetrafarmacon de Epicuro no nos da el consuelo necesario para continuar viviendo, eso es: satisfaciendo deseos mientras aparecen más y más: ¡Irónico! ¿Hace falta algo más para demostrar la vileza, futileza, efimeridad, desgarradura, levedad, oquedad de la existencia humana?


Imagen: Obvio que de Frida!!!

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