No puedo enamorarme de ti

Author: B. Rimbaud / Etiquetas: ,

“Solo tú, no necesito más te adoraría lo que dure la eternidad.
Debes de ser perfecta para, perfecto para, perfecto para mí mi amor.
Cómo fue que de papel cambié eres mi amiga y ahora eres mi mujer.
Debes ser perfectamente, exactamente lo que yo siempre soñé.”





Se bajó del camión y de inmediato lo observó a la lejanía, con un tanto de nervios continúo caminando para alcanzarle, mientras se quitaba los audífonos de su ipod.
-Hola Josué.
Se anticipó Oscar extendiéndole la mano.
-Hola, ¿cómo estás?
- Bien, ¿y tú?
- También.
- ¿A dónde iremos?
- Pues había pensado que podríamos ir a un café de los del centro o simplemente caminar, ¿cómo vez?
- Vayamos a un café.
- Está bien.

Comenzó a sentirse un tanto incómodo mientras caminaban, ya llevaban un buen tiempo siendo amigos y nunca había pasado de allí. ¿Estaría bien turbar esa amistad, que consideraba de sus preferidas, para intentar algo más? Ya había desglosado opciones, hecho esquemas es más, se había leído las cartas y el iching, cosas que ya había dejado hace tiempo pero que retomaba porque Feyerabend le daba permiso, pero nada le dejaba las cosas en claro.

-¿Estás bien Josué?
- Sí, solo pensaba, ¿por qué la pregunta?
- Pues la prisa porque nos viéramos hoy, y tu seriedad.
- No, realmente no es nada grave y nada que no puedas saber tú.

Mintió con una sonrisa: claro que era grave, era muy grave. Su corazón se agitaba cada vez que veía a aquel hombre, revisaba a diario su espacio a la espera de que subiera aquellas fotos que tanto le gustaban. No sentía ánimo con el tipo que estaba saliendo. Y por si fuera poco, había vuelto a las lecturas malditas de Baudelaire y se imaginaba subiendo un post a su blog con una de las imágenes de Oscar y el “Himno a la belleza”: ‘¿Bajas del hondo cielo o emerges del abismo, Belleza?’ y hoy sabría si el subiría a la cúpula celeste o si bajaría al averno.

-Fíjate que espero que me vaya bien en este semestre, ya me sentido mucho mejor.
Le dijo Josué con sinceridad.
-Eso es bueno porque el otro apenas y lograste sacarlo.
-Sí, creo que ya las cosas van mejorando pero a paso lento, demasiado lento para mi gusto.
-Paciencia, sabe…
-Lo sé pero es muy difícil.
-Nada que no puedas hacer.

Llegaron al lugar, que no se encontraba del todo lleno. Josué se adelantó a buscar un sitio un tanto más apartado, mientras Oscar le seguía. Después de unos cuantos segundos, ya se estaban instalando tras pedir un te chai y un capuchino moka.

-Pues yo no sé como me vaya a ir, la verdad es que siento que este semestre será más difícil.
-¿Y eso?
-Las materias, mi trabajo…
Mientras Oscar hablaba, Josué no pudo evitar perderse en esos ojos claros que tanto le gustaban, saliéndose de la conversación no porque no le interesara la situación personal de Oscar, sino porque tener su rostro tan cerca le producía una sensación de ansiedad, miedo y ternura, mezclados juntos.
-…Pero ya qué, espero ingeniármelas bien aunque todo depende de cómo me vaya sintiendo.
-Sí. Cambiando de tema, no se si te había comentado que he estado checando las fotos que subes.
-Vaya, has estado espiando.
Dijo con cierto tono de broma, que provocó una sonrisa de esas que a Josué tanto le gustaban.
-No, pero pues sale cuando haces cambios. Y pues creo que si logras proyectar muchas emociones a través de ellas.
-¿Crees?
-Y no solo es por tus ojos, que son muy expresivos, sino por el juego de colores que usas, los diferentes fondos. Y en el caso de los videos también usas la música adecuada.
-Gracias.
Contestó, con un leve sonrojo y un tanto de pena.
-Pienso que cómo yo escribo sentimientos, tu los fotografeas, pero ambos trabajamos con imágenes o íconos cargados de pensamientos y sentimientos, que provocan a su vez otros similares a las personas que ven o leen nuestro trabajo.
-Yo sólo las tomó por hobbie.
-Sí, pero eso no les quita la carga. Y para allá iba, creo que la mayoría de las veces nuestras publicaciones (fotos o escritos) no responden a un interés de suscitar emociones en los demás, sino a un desfogue de sentimientos.
-Eso si me suena más, allí esta la galería que tomé cuando me separé de mi ex y los videos que me ayudaron a sacar la tristeza.
-Exacto, pero a la hora de hacer público eso se transmite, de alguna manera, nuestros sentimientos y generan más con las otras personas.
-Así que a pesar de que parecen tan distintos nuestros espacios, vienen de lo mismo: nuestro cúmulo de sentimientos.

Llegaron las bebidas.
Josué se quedó pensando, ahora que estaba más desenvuelta la plática tal vez sería el mejor momento. Puso un tanto de azúcar a su té y afirmó, con un millón de dudas en la mente:
-De esos sentimientos quería hablar hoy, Oscar.
-No entiendo.
No, Oscar no comprendía, pero dado que ambos eran adeptos a hablar cosas poco comunes y que compartían, pensó que esa plática sería como las otras.
-Mira, creo que llevamos tratándonos un rato y eres una persona interesante…
-Ajá.
Sí, en definitiva, era tan difícil como se lo había imaginado, podría hablarle con soltura de la situación política del país, de los últimos chismes de su escuela, del libro en turno, incluso podría en ese momento fundamentar, con mayor fluidez, una teoría estética que sustentara sus imágenes, pero al hablar de lo que sentía por Oscar, tendía a una rigidez inmóvil émula al ser parmenídico. Pero el río de Heráclito siempre renueva la fuerza, para continuar fluyendo.

-Mira Oscar, lo que siento es que…bueno más bien, quiero decirte que me gustas, que ya hace tiempo de esto y no sabía como decírtelo. Primero eras atractivo pero al conocerte más a fondo, me he dado cuenta de que quiero otro tipo de relación contigo.
Incluso su lenguaje sonaba torpe. Josué, que le encantaba jugar con las palabras, ahora parecía como si recién estuviera aprendiendo el español.
-…
Oscar se quedó callado, se disponía a tomar de su taza, pero ante tal circunstancia no pudo más que dejarla en su lugar. Era raro lo que pasaba, realmente había muchas cosas que compartían: el gusto por el arte, por las buenas charlas, por lo común visto desde otro enfoque, aderezado por una pizca de literatura eran tan claras y distintas, pero Oscar nunca había deducido de allí que podrían ser pareja.

-Pues ahora sí que me sacaste de onda, no lo creía de ti.
-Siendo aún más sincero, desde que te conocí ya me atraías algo, y pues quería conocerte más a fondo y fue cuando me enteré de tu novio. Luego ha pasado el tiempo de que han terminado, y decidí esperar más. Quería alargar más el tiempo pero ya vez que la paciencia nada más no se me da.
-Ya veo.
Haciendo un balance de la situación, Oscar pensó que no estaría mal intentarlo, después de todo personas como Josué no se encuentran a la vuelta de la esquina: atractivo, gustos no tan comunes, interesante, gracioso, en resumen afín a todo lo que era él. Obedeciendo tal lógica, no habría problema, pero al sentir un latido de su corazón, el empuje de la vitalidad le trajo otras sensaciones. Y parecía como si en esa mesa no sólo estuvieran ellos dos, sino alguien más que no fue invitado.
-Mira, la verdad es que no sé que debería decirte.
-Solo lo que sientas y ya…

Josué se disponía a tomarle de las manos, si Oscar respondía con sentimientos similares podría besarlo más pronto y si le rechazaba tan siquiera tendría con que sostenerse del embate, pero no lo hizo, su cuerpo estaba rígido. Sí, aún dolía. Eduardo, el exnovio, aún pesaba en el corazón de Oscar. Quién había hecho hasta lo imposible por dejarlo de lado. No sabía si quería volver, si era odio el que su corazón sentía o cualquiera otra opción, pero había algo muy intenso allí.
-Josué, creo que eres una persona muy interesante y con quien podría tener una relación de pareja…
El peso de cada palabra cayó sobre él, de ese podría se deducía necesariamente otra palabra que ya estaba odiando antes de que existiese en esa conversación: ‘pero’.
-Pero debo de ser sincero y confesarte que todavía no he superado lo de mi ex…
La verdad transmitida a través de los seudónimos que usaba Oscar por el Internet y que Josué no había querido observar, le golpeaba duramente. Mientras Oscar pasaba saliva por su garganta al borde de hacerse un nudo.
-Y no creo que sea tiempo para que inicié una nueva relación.
‘Tiempo’ resonaba en la cabeza de Josué, al carajo con el tiempo como parte de la sensibilidad del sujeto, a la Kant, esta vez el tiempo era algo externo que le provocaba un intenso dolor.
-Tal vez antes, tal vez después.
-¿Es decir, no llegué a tiempo?
-No es eso Josué, pero entiéndeme…la verdad quedé muy dolido de Eduardo.
-Sí, lo entiendo. Pero también pido la misma comprensión para mí. Estar esperando el momento ‘adecuado’, generar una ilusión contigo, verte como una persona especial y que lo que contestes es que no es tiempo para eso, no es algo muy agradable que digamos.
-Lo sé, y también te entiendo. Pero siento que mi decisión no suena coherente sino sabes de quien proviene.
-Claro, de ti.
-No, me refiero a que hay muchas cosas que no sabes de mí, de mí pasado…
Josué ya no escuchaba, solo resonaban algunas palabras más que otras: timidez, terapeutas, solitario, no aceptación. Mientras observaba ese cuerpo que no sería abrazado por él, esos labios que no besaría, ese ser con el que nunca se uniría.
-Sí, pero en este caso yo estoy queriendo salir contigo, el que se animó y no porque no sea tímido. Pienso que de lo que dices no se sigue un rechazo.
-Solo quería que supieras de donde viene todo, y como es que Eduardo llegó a mi vida.
-Ya veo.
-No te puedo pedir que me esperes, sería egoísta y yo mismo no estoy seguro de muchas cosas.

Josué quería responder que sí, que lo esperaría. No importaba que cayera en su papel de víctima-mártir una vez más. Sabía que ese tiempo lo valdría porque Oscar era diferente. Pero no lo haría, cuando los sentimientos son guardados, pueden extinguirse como la mecha de una vela o pueden crecer de momento que cuando son desfogados salen con una ira tremenda en que se transmutan.
-De la misma manera creo que sería egoísta continuar insistiendo.
-Si.
-Creo que debo de irme, venía hoy a decirte esto y ya lo he hecho.
Sacó un billete que cubriría el costo de ambas bebidas, con propinas y cambio aún. Lo dejó sobre la mesa y se levantó.
-¿No esperaras tu cambio?
Josué respondió moviendo la cabeza hacia los lados y caminando, mientras Oscar no sabía que decir, pensar y sentir.

Josué salió del lugar, pensando de nuevo en aquella palabra: tiempo. Se le revelaba una nueva verdad: siempre había llegado a destiempo, a veces precoz a veces impuntual. Sus primeros amores, tan románticos y ‘maduros’, su salida del clóset que consideraba bastante tardía, su hábito por la lectura no adquirido a tiempo, su inicio en las artes marciales hasta la adolescencia, su primera y segunda pareja por quienes dejo de sentir amor muy pronto y lo más reciente: su llegada a la vida de Oscar. Parecía que no estaba hecho para ir a favor del viento y ser puntual. Le desgarraba pensar en lo que había sucedió instantes recientes: su intento por encarnar una de sus celestes ilusiones en la tierra, había fracasado y solo logró revolcar su idea, y con ella así mismo, en el fango de la realidad.

Otra etapa de duelo, no sería fácil. Era ridículo y absurdo, las relaciones que se le daban era con otros individuos, pero con gente como Oscar no. Podía culpar a la vida, al destino, a sí mismo, pero no encontró fuerza para hacerlo. Se sintió nuevamente un mendigante de cariño. La fragilidad volvía a su condición: su carne se sentía trémula, sus huesos débiles, su energía se había ido, su cabeza no hilaba ideas y él corazón parecía querer dejar de latir.

El odio por su vitalidad comenzó a volver.
-¿Sentir para qué?
Se dijo en voz baja, el desborde de sentimientos, del que antes no era capaz, hacia estragos en el campo de su vida.
-Mejor enajenación, mental y sentimental.
Pero sabía que una vez descubierta una verdad por razón y vitalidad, no había nada que pudiera oponérsele y siempre irradiaría, incluso en noches provocándole insomnio.
-Vas a doler, a doler mucho Oscar.
¿Había hecho lo correcto? ¿No hubiera sido mejor esperar o ahogar el sentimiento? La lógica se quebraba, si había hecho lo mejor ¿por qué no habría obtenido lo mejor? Era esa la incoherencia que más odiaba en el mundo y por cual se guardaba con tanto celo de lo que parecía racional.

A lo lejos pasa una pareja tomada de la mano, otra espina más que se clavaba; los ojos a punto de reventar de lágrimas, hacen un pequeño desfogue con dos lágrimas, mismas que Josué seca de inmediato. El celular suena, la llamada es de Oscar.
-Mejor no contestar.
Conclusión derivada del miedo de escuchar la voz de Oscar de nuevo. Ante tanto embate, se decide por desparramar aún más los sentimientos o tratar de asfixiarlos. Saca el ipod de la mochila y para su sorpresa olvido apagarlo. Se pone los audífonos y la música comienza a ser escuchada por él:





“Escucha una cosa que te voy a decir, aunque te duela el alma como me duele a mí. Podría engañarte si se me diera mentir, el caso es que no puedo enamorarme de ti.
No, no puedo enamorarme de ti. No, no puedo enamorarme de ti.
Nadie te roba nada, nadie ocupa tu lugar. De nadie son los besos de los labios del mar. De nadie es el camino que no mira hacia atrás, donde se desangra las estatuas de sal.
No, no puedo enamorarme de ti. No, no puedo enamorarme de ti. No, no puedo enamorarme de ti.
Si quieres quererme voy a dejar de querer, si quieres odiarme no me tengas piedad. Pero hay una cosa que no vas a lograr y es hacer negocios con la necesidad.
No, no puedo enamorarme de ti. No, no puedo enamorarme de ti. No, no puedo enamorarme de ti…”












Canciones:
‘Perfecta’
Miranda con Julieta Venegas

‘No puedo enamorarme de ti’
Joaquín Sabina

4 Interpretaciones, fantasías, idealizaciones:

Unknown dijo...

hola cariño soy paris hilton recuerdas la fiesta que di en mi casa de malibu, no mames estubo poca madre, espero verte por ahi pronto, me acabo de comprar un Thomas Sabo lo adoraras, esta de poca, sera la tendencia yo lo se, porque yo la impongo, chao cariño mua mua besitas

a bonito cuento

el juntacadáveres dijo...

hola... intenté dejarte el código y nada... que no se puede... mmm... buscame en eljuntacadaveres@hotmail.com y te lo paso por ahí vale...

saludos...

Anónimo dijo...

wow, siento ke yo ya tuve esa konversación alguna vez, pero sin tan biena sintasis-

saludos, me gusto tu blog

Alegna Zednanreh dijo...

Tranquilo mi niño, sabes que la paciencia es una de las mejores virtudes. Se que es mucho más facil apreciarlo cuando las sensaciones no te inundan y hacen que el vacío inunde cada rincón. Sólo hay que recordar que las síntesis se obtienen siempre por una negación, que nunca deja de ser determinada, la superación vendrá...

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