Bernardo viendo “La burbuja” o de los inconvenientes de tener el corazón de pollo

Author: B. Rimbaud / Etiquetas:

Platón dividía en 3 estratos su república ideal, a saber: raza de oro (que se dedicarían a la filosofía y por ende al gobierno), raza de plata (los guerreros, encargados de proteger la república) y la raza de bronce (la chusma, la prole, la masa acéfala, jeje), cada uno con su función bien definida e importante para la república. A continuación esbozaremos la descripción de otro tipo de seres que no tienen alma de algunos de estos metales, sino que la tienen de pollo. Lo cual el lector encontrara igual de interesante o inútil, que la distinción platónica.





Resulta que el autor dejando atrás el cuarto, cerrado por derribo, se encaminó al filo de las 10 pm. a la Videosala a ver una película denominada “La burbuja” (no haré reseña de ella, por respeto a mi compa el cinéfilo sarnoso y su bien desempeñada chamba).

La historia era de judíos, en especial de uno que se topa con un palestino y pues de allí hay amor y un resto de cosas que tendrían que ver. Sobra decir que me puse melodramático al grado de que ya no sabía si el folklore estaba allá “adentro” o acá “afuera”. Secándome los ojos con prisa, pues el final es trágico, salgo del lugar con medio riñón fuera de mi cuerpo.

Como era de noche, no me quedo más que pensar sobre lo que había visto, y para evadir los vínculos emocionales y deseos no cumplidos que vi en dicha película, me puse a pensar en que, después de todo, como decía una amiga de la prepa (¡saludos Yahis donde quiera que estés!, ya está bien, ya sé no es radio para mandar saludar gente…): tengo el corazón de pollo.

Podría parecer una virtud sobre la cual esbozar una cierta doctrina ética que me lleve a desarrollarme como individuo, o incluso se me ocurre que podría ponerme a aprender griego para entenderle más al Platón y actualizarlo con gente como yo, pero por 10 buenas razones no me decidí por ninguno de dichos proyectos. Y dado que mi tendencia, como bien dice mi terapeuta, es darle prioridad a lo negativo, esbozaré los inconvenientes de tener el corazón de pollo.

1) No poder escuchar ninguna canción cursi-romántica sin tener alguna sensación profunda. Desde “total eclipse of the Heart” hasta “enséñame a olvidar”, desde “la canción más hermosa del mundo” hasta “la leyenda del mago y el hada”, desde “llorona” hasta “dust in the Ind.”, el autor de este blog se estremece y no puede evitar recordar no se que cosas que ni si quiera a vivido. Acorde a la situación, igual y se hecha una moqueada.

2) Alguien le lleva flores a otro alguien. No importa que sean gardenias, claveles, rosas o flores de plástico. No importa que sea amor heterosexual, homosexual, transexual, pansexual, etc. No importa si alguno de los dos se merece más, no puedo evitar pensar “ve, no manches lo (la) (le) quiere mucho” y sentir un retorcijón en el corazón y emocionarme como si fueran para mí.

3) Ver una película. Si, su servidor representa el melodrama casi idéntico desde su butaca. No importa el género ni la temática, siempre habrá algo que pueda hacer que las vísceras jalen los hilos del los lagrimales. La lista de títulos es tan larga pero resumiremos algunas: Eragon (aunque usted no lo crea), la última del señor de los anillos (y no por el joto de Frodo), La vida es bella (no la quiero volver a ver…), Nosotros los pobres o cualquiera del torito (el melodrama es bastante denso…), La burbuja (todo comenzó bien pero luego: el amor casi imposible, el amigo que siempre ha amado al protagonista, el final, ¡por Zeus!, el final…), etc.

4) Las serenatas. Sí, no importa que se empiece con las mañanitas y de intermedio pongan el mariachi loco, o que el de la rondalla cante peor que Valentín Elizalde; si estoy en estado de hacerlo, haré hasta lo imposible por ver de donde viene la música. Ya me pondré a cantar, cerrar los ojos e imaginándome en un caballo de los de Jorge Negrete llevando serenata o de doña en un balcón del centro de la ciudad de México.

5) Historias de amor. He leído sobre el amor desde los griegos hasta los malditos, y me emociono. Pero también, cuando leo alguna historia o un blog referente al amor, me mueve aún más, no importa la mala ortografía y sintaxis ni la temática ya bien trillada, lo que importa son los finales felices o trágicos que me dejen con las lágrimas a punto de abandonar mis ojos.

6) Fotos. Desde las de la infancia (hermanos, primos, amigos, arrimados, etc.) hasta las más recientes, me provocan un no se que. No obstante, como podría deducir cualquier lector con un poco de perspicacia, mis preferidas serían las que reflejan algo del amor: parejas abrazadas, tomadas de la mano o con un clásico beso, y allí estoy por minutos observando.

7) Videos de Youtube. ¡Oh, sí! El último placer descubierto. Obra decir que entre la madrugada de ayer y la mañana de dicho día, ví 20 videos (repetí muchas veces) con escenas de películas como Boreback, Get Real, Primer Verano y mezclas de canciones como: Magia de Rosana, Sin miedo a nada de Alex Ubago, y pues ya se imaginaran el retorcijón de vísceras y el montón de papel moqueado.

Hasta aquí algunos de los inconvenientes, espero y los lectores se persuadan mediante este breve listado y no necesiten más razones para no adquirir un corazón de pollo en su tiendita de la esquina o en su farmacia de confianza.
Obviamente la foto es de la película Srek. Y la bajé de : http://www.movie-poster.ws/movies/wallpaper/cartoon/shrek/shrek_cat.jpg

2 Interpretaciones, fantasías, idealizaciones:

Anónimo dijo...

hay pues te voy a dar lata, soy muy cursi Dc. corazon, que me recomienda, ya me tome un té de rosa mistica todos los dias para q me bajara... la depresion, parece q funciono, el poema los amorosos es una cosa sublime, jejejeje, soy muy propenso a q me pegue la melancolia, es hermoso q puedas expresar tus sentimientos a traves de letras, los q no podemos nos resignamos a llorar

Erranteazul dijo...

Sí, corazón de pollo. Pero...en cuál tiendita???

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