6 de julio

Author: B. Rimbaud / Etiquetas:

No, dijo que no era tan grave. Aseveró que de nuevo ponía palabras demasiado dolorosas en el guión del coro o bien, que matizaba con colores exagerando la tempestad que pretendía representar sobre mi vida. Después del escurrimiento de las gotas de agua de mis ojos y de la aparición del moco perenne (como lo llama en su terminología mi bienamada ninfa vouyerista), descargue mi confusión y esos residuos tan incómodos en un kleenex. Y comprendí, quedar sin amigos no era lo mismo que quedar solo, aunque a esto le sumáramos estar sin pareja también, el resultado de ambas no era una soledad absoluta como creía. No bastó ejemplificar (afortunadamente), ni hicieron falta más analogías con el pasado; aparecía en el horizonte como algo claro y distinto (aunque no por ello sin dolor) que debía de vivir. ¡Ah!, resuena aquel eco guestaltiano: “¡Soy conciente y me vale madres!”, ahora es vivencia, sentimiento y la tan despechada responsabilidad, de la que ni pariente lejano soy.

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