6 de mayo, 2007

Author: B. Rimbaud / Etiquetas:

Con un domingo a punto de morir, un cuarto con el estatuto de incordinable y yo en la categoría de basura y/o imbañable, lo único que puede salvarme es referir los hechos de los pasados días.

Este viernes prometía ser un tanto diferente a los demás: ahora si se lo dedicaría a Apolo, en mayor o menor medida, pero conforme avanzaba la tarde la psique se subleva contra la voluntad y exige una cahuama con algo de compañía para evadir el tedio.

Después, eso se convierte en realidad y me veo entrando al antro con un amigo; olga decir que el estado etílico de ambos ya era muy avanzado y conforme pasaba la noche se acentuaba más. El encuentro con personas nefastas de antaño fue evadido por la misma dinámica del lugar.

Ya acabado el mediocre show y con más ansias de destrucción pues entre el conflicto de bailar o no bailar, el tedio fue menor bailando. Con el organismo harto de alcohol, la garganta con sabor a cerveza y una nefastitud del tamaño de una botella de Skyblue o de Tequila Tradicional (los gustos suelen variar), abandonamos el lugar y cada uno por su lado.

Sábado, ya más decidió a vivirlo en el recogimiento espiritual que solo es capaz de dar una cruda elevada a la cuarta potencia, transcurría con insoportable calma. Los planes estaban trazados: salir con un amigo, y regresar a mi cuarto a continuar con mi vida ascética.

Cuando pretendía partir (con un retraso de 10 minutos que se hizo evidente) recibo una llamada de una amiga, a la que le di santo y seña de la incursión de la noche anterior, me ofrece otra salida y sin dudarlo acepto.

El encuentro con el amigo fue interesante, una vez finiquitado el asunto corrí a empezar con la nueva etílica noche que empezaba. Llega el amigo de la noche anterior y con mágicos brebajes pudimos estar ebrios antes de ingresar al segundo antro en el que si nos dejaron entrar.

Ya entrados, nos desarrollamos en la más pura definición e interpretación que de la palabra folklore pueda darse. Más gente conocida, después muchos bultos…

Después, lo inevitable: cansancio, asquío, sociopatía, misantropía, misoginia y cualquier otra palabra que revele el hartazgo. Primero todo suprimido por la compañía de quienes se sentían en menor grado igual que yo.

Pero el despertar, fue el spleen en sí, y ahora son las 10:23 pm, solo hice una comida, y empecé a escribir esto con algo de ironía y sátira pero creo que no me salió…Y ya como epílogo, para concluir en un intento de decencia, es pintar el cuadro de lo que hago: escuchar a sabina y leer tragedias griegas, de alli deduzcan, interpreten o prejuicien...

2 Interpretaciones, fantasías, idealizaciones:

Anónimo dijo...

muchas gracias por tu comentario!
me enorgullece mucho que a gente de otros lados le guste lo que escribo =)

saludos!

Carlos Delgadillo dijo...

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