Domingo, 2:25pm

Author: B. Rimbaud / Etiquetas:

Hay un cierto aire de lejanía que percibo en mí…algo que me aparta y me hace sentir ajeno en todo lo que hago y a los lugares a donde voy.

Podría decir, con justo derecho, y acorde a mis vivencias, que me siento extranjero. El estar en medio de un montón de gente no me provoca un sentimiento de euforia de acompañamiento, sino acentúa la situación que vivó a solas en mi recámara.

Cómo cuando me recuesto sobre el colchón e Hypnos asesina por unos momentos mi conciencia, respondiendo a mi tan vehemente ruego, sueño y mi mente se va lejos.

Abandono las camas que se erigen como tumbas del cementerio de mi vida. Dejo de un lado las cadenas de obligaciones que calan en los huesos de mis muñecas.

Se va la indiferencia con la que me han tratado aquellos individuos a los cuales mi corazón, con mucha devoción, entregue en sus manos, y los nombre en un mismo tiempo: custodios y amantes.

La nefastitud con el ímpetu de pasividad que me transmite, parece dejar de caer su fuerte enredadera que corre por todo mi cuerpo.

En el transcurso de mis sueños, un bálsamo etéreo va revitalizando mis heridas, tan profundas por no cicatrizarse tras 21 años de cruentas batallas.

Pero después, suenan las fúnebres campanadas de la realidad. Su repique lento y doloroso, hace recordar a todos los mortales que su lastimoso camino, émulo al camino de espinas de Jerusalén, continúa.

Las lágrimas brotan porque Hypnos se ha marchado, nos ha dejado con un mundo más bello en la mente y un suplicante lamento en la garganta.

Desgarramos nuestras ropas, rasguñamos nuestra carne hasta hacernos sangrar, vaciamos un tonel de cenizas sobre nuestra cabeza.

Luego, solo queda vestirse de negro y aceptar el luto que nos impone la vida.

El amargo fruto de la resignación debe de ser tragado por todo aquel que se ve arrojado al mundo del que trato de escapar.

Al comerlo, otra esperanza le queda: la de atragantarse; tan impasible es al preferir la nada que el ser, la nada que misteriosa se erige ante la familiaridad del ser, pero que le carcome.

Pero el mundo sigue girando, y vuelta tras vuelva, la esperanza se va substancializando, y con su anclaje ontológico, pierde su rasgo optimista y se torna en desesperanza…la eterna esperanza desesperanzada, resignación de los mortales, fuego de sus hogares, sal de la vida, primer motor de su torva existencia…

5 Interpretaciones, fantasías, idealizaciones:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Deberías vestirte de negro y formar un grupo de rock.

Anónimo dijo...

Deberías vestirte de negro y formar un grupo de rock.

Isauro Díaz García dijo...

Bien, la prosa es exquisita, aunque como siempre el desborde de melancolía define cada palabra; que con intenciones de buscar salida, parece ser la diferencia a los otros que he leído. Puedo resumir tu escrito en estas palabras: lejanía, ajeno, euforia, Hypnos (que me parece contundente con el tema), indiferencia, cruentas y lágrimas.
El inicio es mágico y pierde contundencia hasta el final.

El vocabulario como siempre es extenso y hasta presunsioso porque te tiñes como mortal pero lo expresas como dios de la nostalgia. Me gusta mucho como aun te sientes humano en; Podría decir… (que es una frase que muestra mucha inseguridad).

Lo que me fascina es como Hypnos asesina por unos momentos tu conciencia (dándome a entender que un dolor en tu conciencia, que sólo encuentra paz cuando muere un momento).

De ahí la prosa pierde fuerza, y aunque las metáforas son buenas, el párrafo de nefastitud rompe con el juego de tus palabras. Luego, en el párrafo 11, después del luego, valga la redundancia, el “solo” va acentuado, aunque ya casi nadie nota la diferencia, pero “solo” sin acento hace alusión a la soledad de una persona (estoy solo) y “sólo” con acento pues es la preposición de especificar un único objeto (sólo por ti), por así decirlo. Aunque aclaro que de ahí en fuera encontré perfecto todo lo demás, pero me pareció interesante que estaría publicado aquí y que alguien más leyera la diferencia.

El antes del final me parece magistral, una metáfora con una mezcla de sabiduría, que me parece increíble pero al final pareces caer en cuenta que sólo eres un mortal más, y esa magistralidad de los dos párrafos anteriores se pierde; aunque te confieso que no me gusto el final, pero me parece el más apropiado. Yo en lo particular preguntaría el final, pero es sólo mi humilde opinión.

Yo soy el venadito dijo...

Dejémonos de seriedades y vámonos al Caudillos, porque aquí nos amanece. Un abrazote.

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